El Estadio Municipal del Molinón se encuentra rodeado por el Parque Isabel la Católica y el río Piles en Gijón y aunque su uso fundamental es el de acoger encuentros de fútbol también se utiliza para la organización de conciertos. Construido a principios de siglo XX, lo que le convierte en uno de los estadios más antiguos de España, sufrió una gran transformación para ser utilizado como sede de la Copa Mundial de Fútbol de 1982 pudiendo llegar a acoger 45.000 espectadores. Este aforo fue modificándose con posteriores reformas, como la de 1998 que lo dejó en casi 26.000 localidades, todas ellas de asiento.
El encargo de la reforma contemplaba varios aspectos. Exteriormente, se buscaba actualizar la imagen de fachada, trabajando en colaboración con el pintor y escultor Joaquín Vaquero Turcios. En el interior, la operación tendría varias escalas. Una global, incluyendo el refuerzo de la estructura de todo el estadio y la sustitución de la cubierta y asientos y otras de carácter más local (vestuarios, zonas mixtas para prensa, radio y televisión, sala de entrevistas, asociación de veteranos, oficinas, acceso a palcos presidencial y VIP, cabinas de transmisión…)
El refuerzo de la estructura del estadio resultaba necesario ya que la humedad y el ambiente salino la habían degradado con el paso del tiempo. Con el cambio de cubierta se aprovechó para utilizar unos paneles de plástico translucido que permitían aumentar la iluminación natural de los graderíos.
En cuanto al resto de operaciones hubo que prestar especial atención al diseño del diagrama organizativo de usos (distribuciones, comunicaciones) con la tarea añadida de adaptar el estadio a una Categoría 3 según establece la UEFA.
La estrategia de financiación incluyó la privatización de locales bajo las tribunas para ser explotados comercialmente por distintas actividades (gimnasio, supermercado, restaurantes….) Al introducir en el programa de usos actividades muy diversas en tipo y horario de utilización, se lograba además intensificar el uso un equipamiento municipal, que previamente estaba reducido a un día cada dos semanas durante la temporada deportiva.