El encargo del proyecto consistió en la reforma integral de una vivienda situada en un antiguo edificio del centro de Madrid. La distribución inicial de la vivienda resultaba algo caótica. Varias habitaciones pequeñas, interiores algunas de ellas, careciendo incluso de ventilación e iluminación natural, y con aseo y cocina ligados a un oscuro patio interior.
Nuestro cliente tenía claras varias ideas que contrastaban con el estado previo. Buscaba una vivienda con espacios abiertos y flexibles, con una zona para cocina y comedor amplios, un área de trabajo que pudiese integrarse con la parte más pública de la vivienda y un único dormitorio. Una altura libre de 3.20 m invitaba a ello.
La estructura principal del edificio queda definida mediante muros de carga paralelos a la calle Augusto Figueroa, diferenciando tres crujías. La primera, exterior y con cuatro balcones a la calle. La segunda, totalmente interior mientras que la tercera tiene iluminación y ventilación a través de un patio de luces de la finca.
La reforma planteaba el acceso a un gran espacio ocupado por la cocina abierta al comedor y zona de almacenaje. Se dejó oculta una estancia para zona de lavado, tendedero, plancha, despensa e instalaciones a la que se accede mediante una puerta camuflada en la pared. Este espacio, sin luz natural en el estado previo, se iluminó a través de unos huecos en el muro de carga que lo separaba de la crujía exterior. En ella se eliminó toda la distribución, generando un espacio único que iluminan tres balcones a la calle. El último balcón de la fachada se reservó para un cuarto usado como despacho o habitación de invitados, separado por paneles correderos del salón.
El área interior de la vivienda, la más silenciosa, se utilizó para la zona de descanso. Un dormitorio, con baño y vestidor integrados, y un baño con acceso desde la zona más pública completaban el programa de usos.
Para respetar al máximo la altura libre de la vivienda y evitar dejar instalaciones vistas el montaje del aire acondicionado se concentró en la crujía central, desde la que se impulsaba el aire a las contiguas a través de unas rejillas muy sencillas. Por su parte, la instalación de radiadores se sustituyó por un suelo radiante.