El encargo de este proyecto consistió en la reforma integral de una vivienda que acababa de adquirirse en el barrio de Chamberí, Madrid. Se trataba de un inmueble amplio, que contaba con una superficie (105 m²) mayor de la que nuestra clienta necesitaba para su vivienda. La circunstancia era similar a un caso previo al que nos habíamos enfrentado y como la estrategia resultó exitosa, le propusimos a la dueña repetir la fórmula: Dividir la vivienda en dos apartamentos de modo que pudiese fijar su residencia en uno de ellos y dedicar el otro para el alquiler, facilitando así la financiación de la compra y reforma. En un futuro se plantearía como objetivo final la reunificación de los dos apartamentos en una única vivienda.
La vivienda que ocuparía nuestra clienta se organizó de modo que quedasen al exterior las zonas de estar y el dormitorio principal, siendo el baño la única estancia volcada hacia el interior.
La cocina adquirió desde el inicio del proyecto una gran importancia. Una de las aficiones de la propietaria es la cocina y quería una vivienda organizada entorno a ella. Se creó un espacio abierto, iluminado por dos ventanales de la fachada e integrado con el salón dónde poder acomodar a sus invitados mientras ella cocinaba.
La isla de la cocina es el elemento protagonista de este espacio y se utilizó como pieza de unión con el salón. La madera de la encimera, descendía por uno de sus laterales hasta convertirse en el parquet industrial del suelo. Aunque espacialmente se evitaron las divisiones entre las diferentes zonas, se diferenció la zona de la cocina mediante el uso de un pavimento a base de cantos rodados, con un tratamiento superficial que lo protegía y hacía idóneo para esta zona.
Los materiales utilizados para los suelos fueron consensuados con la propietaria, paisajista de profesión, que quería introducir en la vivienda materiales propios de una instalación exterior. El factor económico también fue importante. Para el suelo de tarima se utilizaron piezas de lamparquet, tablas con algún defecto en su cara vista, pero colocadas de canto lo que además de una mayor resistencia y estabilidad proporcionan un grosor superior al estándar incrementando el número de posibles acuchillados.